INCIDENTE CRÍTICO
Realmente me
cuesta mucho identificar un momento que yo denominaría como “crítico”, puesto
que no he tenido muchas ocasiones en las que me haya sentido vigilado. No
obstante, he de reconocer que los vídeos que hemos tenido que visualizar me han
hecho pensar y cavilar acerca de esta vigilancia a la que estamos sometidos,
especialmente la película “Snowden” y la charla “porqué me vigilan si no soy
nadie”. Considero estos niveles de control desorbitados y opresivos, ya que estimo
que coaccionan a la ciudadanía despojándola de uno de los que, a mi juicio, es
de los derechos más básicos de todo ser humano, la libertad. Es más, considero
que las personas no atribuyen tanta importancia a la libertad como deberían y
que en muchos casos obvian el control que terceras personas poseen sobre sus
vidas. Sin embargo, esta vigilancia y el control que acarrea irán a más y,
sinceramente, dudo mucho que una sociedad tan pasiva como la nuestra vaya a
hacer nada al respecto.
En cuanto a la
situación crítica, ocurrió cuando yo tendría unos 16 años. Mi padre y mi madre
estaban de viaje porque habían ido a visitar a unas parientes y, por lo tanto,
yo iba a estar todo el fin de semana solo en casa. Era octubre, San Fausto
concretamente, por lo que eran fiestas de Basauri, un pueblo cercano al mío. Sabía
que a ellos no les haría ninguna gracia que yo fuera a esas fiestas pero
realmente estaba solo, aquél fin de semana no respondía ante nadie y como
estaba concienciado de que ellos no se enterarían, decidí ir a aquellas fiestas
con la cuadrilla, no sin antes llamar a mis padres mintiéndolos y asegurando
que aquél sábado no saldría de casa más que a la lonja con los amigos. Aquella
noche salí y disfruté con mis amigos y el domingo al amanecer ya estaba en casa
dispuesto a irme a dormir. Cuando desperté, recibí una llamada de mi madre
echándome la bronca más por haberles mentido, que por haber ido a fiestas de
Basauri. Yo no sabía como se habían enterado de nada, puesto que, a mi entender,
no había forma alguna de que se percataran de mi mentira. Al parecer, uno de
mis amigos subió a la red social “Tuenti” (de la que yo era usuario) una de las
muchas fotos tomadas durante la noche del sábado, y este me etiquetó. Mi prima
me tenía agregada como amigo y su madre, que en aquel entonces le vigilaba el
móvil y todos sus movimientos en redes sociales, vio la foto y se la enseño a
mi madre, dado que da la casualidad que aquellas parientes a las que visitaban
eran mi prima y su madre.
Soy consciente
de que esta anécdota puede no ser el más crítico de los incidentes, pero
reconozco que sí que me dio que pensar. A día de hoy soy una persona bastante
reacia a las redes sociales, la única de la que soy miembro y utilizo
habitualmente es “WhatsApp” y tengo mucho cuidado de donde se publican o dejan
de publicar mis fotos y quien tiene acceso a ellas. Considero que todas esas
fotos y mensajes de acceso casi público y, por tanto, prácticamente universal
de las redes sociales no dejan de ser un lastre para esa libertad que al principio
he descrito como derecho esencial del ser humano. Yo realmente me considero una
persona libre, al menos en la medida de lo posible, y no quiero que nadie que
yo no quiera, tenga acceso a información acerca de mí que me implique en nada,
por lo que repito, pese a que pueda no ser el incidente más crítico, sí que me
llevó a reflexionar y escapar de aquello que considero, oprime mi
libertad.  
No hay comentarios:
Publicar un comentario